Es una entidad sin ánimo de lucro, que tiene por objeto la defensa de los abogados dedicados al ejercicio del Derecho de Consumo.
Los condición de “consumidor” suele ir acompañada de una característica, que es la “vulnerabilidad”. Los consumidores, por lo general, en cuanto potenciales reclamadores se encuentran en una situación de desalineamiento entre sus intereses y el sistema de incentivos que permiten o dificultan el acceso a la tutela judicial efectiva, como Derecho Fundamental del ciudadano. Un ejemplo lo ilustrará mejor:
Tanto la Constitución Española, de forma muy genérica, como el cuerpo legal y jurisprudencial, de enorme precisión, acuñado por el Unión Europea, han sido los valedores de los consumidores frente al abuso de las empresas, fundamentalmente las grandes corporaciones de los sectores regulados: Banca, Seguros, Telecomunicaciones y Energía.
Aquellos consumidores que deben reclamar frente a los abusos de las empresas sólo podrán hacerlo de modo efectivo a través de abogados que han adaptado sus modelos de negocio al sistema de incentivos de los consumidores.
Para que puedan acceder a la “tutela judicial efectiva” frente a los atropellos en masa perpetrados por esas grandes corporaciones, los abogados han tenido que:
Sabedoras las grandes empresas de que, si no hay un abogado que dirija la reclamación del consumidor, las pretensiones de éste no podrán llegar a un Juzgado, han intentado influir con su poderoso lobby en instituciones que deberían estar al servicio del consumidor y de los abogados (el Poder Legislativo, los Colegios de Abogados, el Consejo General de la Abogacía, el Poder Judicial: jueces, magistrados y letrados de la administración de justicia).
Otro ejemplo de cómo estos poderes e instituciones -que deberían proteger al consumidor y a los abogados- han vuelto sus lanzas contra éstos (consumidores) y aquéllos (abogados), para hacer casi imposible que los consumidores accedan a la tutela judicial efectiva:
El sistema de incentivos diseñado por el Legislador y a través de la práctica de los LAJ’s para reducir la litigación está al revés:
En lugar de reducir las costas judiciales y retrasar su cobro, la realidad diaria es distinta:
El sistema de incentivos que debería articularse es muy distinto: en lugar de penalizar al consumidor o a su abogado, habría que penalizar con una imposición de costas “dignas” a la entidad que abusa doblemente. Por dos razones principales:
1º Al cobrar los bancos al consumidor cantidades (en el caso de productos financieros fallidos) que no deberían haber cobrado.
2º Al penalizar con costas ridículas a la entidad abusadora, que finalmente prefiere disuadir al consumidor de su reclamación. Y, sobre todo, entidades financieras que han conseguido con su lobby en instituciones ajenas, reducir las costas judiciales a lo mínimo (a veces hasta lo ridículo), que no se actualizan automáticamente con la inflación o que supuestamente son sencillas (cuando lo sencillo es, por ejemplo, una ejecución hipotecaria que sólo modifica la liquidación del saldo y la finca objeto de ejecución)
Como corolario de todo lo anterior manifestamos sin complejos y abiertamente que los Abogados dedicados al Derecho de Consumo son los únicos operadores jurídicos que hacen posible frenar los abusos de las grandes corporaciones que venden masivamente sus productos y servicios.
Que su actividad genera más trabajo a otros operadores jurídicos es verdad, pero la División de Poderes, el libre mercado y el Estado Social de Derecho son los pilares básicos del sistema jurídico-político de Occidente. Estas son las reglas de convivencia que se han dado las sociedades avanzadas. Es decir: el mejor de los mundos posibles.
Y la Asociación tiene como fin ayudar a los abogados para que puedan cumplir su cometido, removiendo los obstáculos con que se encuentran diariamente para ello.
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